El fin mítico

31 de julio de 2005

Este fin de semana el rockero y la existencialista se han ido a la playa, solos, a descansar, a desconectar, a disfrutar...

Y el rockero y la existencialista se siguen sin poner de acuerdo en muchas cosas, en casi todas para ser exactos:
- él madruga, a ella se le pegan las sábanas
- él es moreno, ella se embadurna de crema protectora
- él pide agua con gas, ella natural
- a él le da igual la gente, ella tiene un espacio vital amplísimo
- él prefiere piscina, ella playa
- él es jocoso, ella seria
- él es casero, a ella se le caen las paredes
- él es fan de Star Wars, a ella le gusta Dreyer
- él prefiere a Ariel Roth, ella a Calamaro
- él prefiere a Leonard Cohen, ella a Bob Dylan
- él no flipa con los Pixies, ella los adora...

Pero por alguna razón al rockero y la existencialista les gusta estar juntos. Y tratan de convencerse mutuamente. Por eso la existencialista quiere terminar este fin de semana con una de las mejores canciones que se han escrito; para ella... porque él piensa que The Doors no son míticos.

The End

Esto es el fin, hermoso amigo,
Esto es el fin, mi único amigo,
El fin de nuestros elaborados planes,
El fin de todo lo que se mantiene,
El fin.

Ni salvación ni sorpresa,
El fin,
Nunca volveré a mirarte a los ojos.

Puedes imaginar como será,
Sin límites y libre,
Necesitando desesperadamente
La mano de algún extraño
En una tierra desesperada.

Perdido en unas ruinas romanas de dolor
Y todos los niños están locos,
Todos los niños están locos,
Esperando la lluvia del verano.
Hay peligro en las afueras de la ciudad,
Sigue la gran autopista.
Extrañas escenas en la mina de oro,
Sigue la autopista del oeste, nena.

Monta la serpiente,
Monta la serpiente.
Hasta el lago,
Hasta el lago.
El antiguo lago, nena,
La serpiente es larga,
Siete millas,
Monta la serpiente.
Es vieja,
Y su piel es fría.

El Oeste es lo mejor,
El Oeste es lo mejor,
Ven aquí y nosotros haremos el resto.

El autobús azul nos está llamando,
El autobús azul nos está llamando.
Conductor, ¿dónde nos llevas?

El asesino se levantó antes del amanecer
Se puso las botas,
Miró desde la antigua galería,
Y caminó por el pasillo.
Fue hasta la habitación donde vivía su hermana
Y después visitó a su hermano,
Y después bajó por el pasillo.
Y llegó hasta una puerta,
Y miró dentro,
"¿Padre?"
"Sí, hijo"
"Quiero matarte.
Madre, quiero..."

Venga chica, prueba con nosotros.
Venga chica, prueba con nosotros.
Venga chica, prueba con nosotros.
Y encuentráte conmigo en la parte trasera del autobús azul.

Esto es el fin, hermoso amigo,
Esto es el fin, mi único amigo,
El fin.
Es doloroso dejarte libre,
Pero tú nunca vas a seguirme.
El fin de las risas y las dulces mentiras,
El fin de las noches en que intentamos morir.

Esto es el fin.

Logré solidificar el bombón de chocolate negro derretido. Y me lo comí.

25 de julio

26 de julio de 2005

Hoy se ha quedado pendiente en mi móvil la llamada no realizada más dolorosa de mi vida.

Quería ser una llamada viajera, desde Canarias hasta León o Madrid. Quería ser una llamada alegre, escandalosa, cariñosa. Una llamada de cumpleaños feliz, una llamada de ponernos al día, de contarnos muchas cosas importantes en pocos minutos. Una llamada de ganas de vernos, de recordar viejos tiempos, de cosas que siguen pendientes... una llamada de escuchar tu voz dulce y aniñada, de sentir que en el fondo es como si habláramos cada día. Una llamada mágica que me regalaría una gran sonrisa el resto del día.

Hoy no sé a dónde dirijo mis palabras para ti, yo las envío al paraíso de colores al que todos pensamos que te has ido. Hoy lo que te cuento está cargado de esperanza. Te he dejado un regalo en aquel cielo vacío que ahora está tan lleno de ti. He pintado un gran "Felicidades Patti" en rosa y Curlz MT para ti. Hoy, aunque sea entre lágrimas cargadas de nostalgia y bonitos recuerdos, te dedico mi mejor sonrisa, que te da las gracias, por tu ser, por tu amistad. Hoy sigues cuidando nuestros corazones, desde allí, como hacías cuando estabas aquí.

Hoy te mando un beso alegre, escandaloso y cariñoso.

Gracias por enseñarme la magia, chica especial.

Crónica de una histeria colectiva

14 de julio de 2005

Hoy ha sido uno de esos días locos en el curro... en los que TODO sale al revés. Me gusta trabajar, a veces incluso supone para mi un escape... pero hoy me tenía que haber quedado en casa. Hubo mil problemas: personas que no había manera de registrar porque el sistema informático parece ser que se solidarizó con este tiempo inestable del que disfrutamos, se bajaba la palanca, se cortaba el teléfono, se rompió la fotocopiadora, el correo electrónico también se tomó vacaciones... todo lo que era susceptible de fallar, falló. Una chica, a la que había dado cita tres veces y tres veces me había fallado, haciéndome con ello una buena faena, apareció diez minutos después de haber cerrado su expediente: esto en mi trabajo es de lo peor que te puede pasar. Pero el momento culmen llegó cuando yo estaba en el teléfono, tratando de arreglar un problema. Mi interlocutora me pide que en lo que ella comprueba unas cosas en el ordenador yo vaya rápido a coger unos datos que necesita. Corro hacia mi mesa, cojo los papeles y voy corriendo hacia el teléfono de nuevo. En mi carrera, a medio camino, mi dedo gordo del pie se engancha con el bajo de mis pantalones (¿por qué no me pondría hoy unos pesqueros?), me frena en seco la carrera y caigo cuan larga soy (y soy un cacho) al suelo, primero con la rodilla izquierda y luego con el codo derecho. Mi boca está intacta de milagro y mi ropa ha recogido parte de toda la mierda que mi super sala de trabajo acumula por los siglos de los siglos (la limpiadora se dedica a pasar la suciedad de un lado a otro y nuestros papeles de paso, con el claro objetivo de volvernos locas, pero a mi jefe le da pereza buscar otra). Cuando por fin llego al teléfono, se había cortado.

Pasaron muchas más cosas y, al final del día, le estaba explicando un caso a una compañera y cuando quise decir "histórica" me salió "histérica". Como muchas lo estábamos, nos entró una especie de risa idem con la que logramos descargar parte de la tensión... pero tengo miedito porque hoy Murphy ha estado jugando con nosotras, nos ha aplicado su ley, y quería pedirle que a ver si por favor se podía ir a jugar con otros durante un tiempo. Se me ocurre, no sé... el señor Bush, por ejemplo, que a ese todo lo que es claramente susceptible de salirle mal le sale bien, para mal nuestro, como no.

Sonrían mucho hoy.

Pantalones vaqueros y camiseta

11 de julio de 2005

Shaima Rezayee. Alegre, periodista, joven, presentadora, liberal... Llevaba pantalones vaqueros y camiseta... en Afganistán, reía en televisión y charlaba con sus compañeros... en Afganistán, presentaba videos musicales de Madonna, Jennifer López o Back Street Boys... en Afganistán. Una chica como ella haciendo algo así en un país como ese... No la dejaron. No sé hasta que punto ella era consciente del peligro que corría, no sé hasta que punto le afectaban las amenazas que recibía, pero está claro que pudo más su libertad de espíritu y el ánimo de mucha gente, sobre todo joven, entre los que llegó a ser un ídolo. Le quisieron callar la risa a tiro de absurdo fanatismo, a tiro de falsa moral... Le dispararon con el sinsentido de los fanáticos. Quisieron silenciar la naturalidad, la espontaneidad y la valentía... les dio miedo lo que algo tan puro, inocente y fácil podía conseguir: la sensación de libertad. Pero no se puede acallar un grito tan fuerte. Sus cortos 24 años servirán para que el triste país sonría un poco más... hasta la carcajada, que por fin tendrá el limpio sonido de su risa.

Alguien (mi ella) siempre me habló de la importancia del lugar donde naces, donde creces, donde vives. Ahora me doy cuenta de la importancia del lugar donde luchas. Es muy fácil luchar sin que corran peligro tus huesos. No sé hasta donde bajaríamos la voz si a los gritos nos respondieran con tiros. Shaima no la bajó. En nuestras cómodas luchas desde nuestras cómodas sillas no dejemos al menos de llevar siempre pantalones vaqueros y camiseta.

Siempre una promesa

1 de julio de 2005

El otro día él me preguntó: "¿vas a jurar o a prometer?" Yo le contesté sin dudar: "a prometer, por supuesto".

Hoy prometí, por mi honor, por la constitución... prometí. Toda la vida ella siempre me dijo, en ese tono suyo tan sereno y tan cargado de sabiduría: "no se jura, se promete".

Quizás sea por eso, que mi percepción está condicionada. Pero el sonido de la promesa me parece infinitamente más limpio que el del juramento, que me suena traicionero, cargado de un énfasis innecesario, de una necesidad de hacerse notar que no necesitan las cosas sinceras.

Los otros juraron, alto y claro. No sé que intenciones tienen, ya lo veremos, la mía es limpia y sincera, y elegí prometer para así expresarlo, como ella me enseñó que se dicen las cosas de verdad.

Pero me temo que con el tiempo, en algún momento, tenga que contener las ganas de decirles: "es que no se jura, se promete, que luego pasa lo que pasa".

Y por mi parte sólo espero con mi comportamiento demostrar que ella, una vez más, tenía razón y... "no se jura, se promete".