Valor

25 de noviembre de 2005

Él me llama valiente.
Mi gran ella siempre dijo: "La historia la escriben los valientes".

A veces es duro ser valiente.

Puede que siempre sea un proyecto, pero será el proyecto de personas íntegras.

A veces perder pero conservar la integridad es un triunfo.

Y desde luego, es valiente.

Javier, Constanza, Alejandro, Olaia. Rodrigo, Mario, Salva, Elena, Yeray.

Son valientes. Gracias.

La Otra Educación

12 de noviembre de 2005

Vamos a ver. Resulta que en el año 1978 se aprobó la Constitución Española (que algunos de los que hoy están en el PP no votaron).

Antes de la Constitución Española este país se regía por Las Leyes Fundamentales del Reino, catálogo del ideario del régimen del innombrable.

En cuanto a la relación entre el Estado y la Religión la Constitución Española propugna en su artículo 16,3: "Ninguna confesión tendrá carácter estatal". El artículo 16.1 garantiza "la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades".

Las Leyes Fundamentales del Reino establecían una relación muy diferente: "La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento de la ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspirará su legislación".

Debe parecerles que llenarse la boca más que nadie con las palabras Constitución Española les transforma automáticamente en el superhombre que subirá con LA VERDAD a la atalaya y desde allí adoctrinará a las masas y las guiará encadiladas por el camino de la corrección.

Pues no. Mi ella siempre me dijo: "hechos son amores y no buenas razones". Y ustedes sólo demuestran que siguen prefiriendo y defendiendo lo de antes, y que no aceptan otras concepciones que no sean las suyas.

Por eso a ustedes no les gusta La Otra Educación. Porque quieren que el Estado siga manteniendo esa confesión que les sirve para apelar a la conciencia nacional. Pero es que en España hay otras conciencias, entérense, y son tan españolas como cualquiera.

Y la Iglesia... señores, si quieren dinero y poder finánciense con sus seguidores y ejerzan su poder sobre ellos si les dejan. No llamen a las puertas del Estado para eso, no pidan recetas de derechos adquiridos, que aquí ya hace tiempo que adquirimos todos los mismos derechos.

malas temporadas

7 de noviembre de 2005


Gracias por la visita.
Fue como viajar.

Para que luego digan...

2 de noviembre de 2005

que aquí la gente no responde a los actos culturales.

Anoche Las Palmas de Gran Canaria se llenó de magia. Y todo el mundo quiso compartirla. Y la multitud, en silencio y con la respiración contenida, fue descubriendo, emocionada, rincón a rincón, la gran historia que Zorrilla un día nos regaló.

DON JUAN:¿No es verdad, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando al día,
¿no es verdad, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse, a no verlas,
de sí mismas al calor;
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! Sí, bellísima Inés
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos,
como lo haces, amor es:
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
DOÑA INÉS: Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad por compasión,
que oyéndoos me parece
que mi cerebro enloquece
se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos:
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¡Y qué he de hacer ¡ay de mí!
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón, o ámame porque te adoro.


Y desde mi modesta percepción como espectadora: Don Juan Tenorio era él, él, el que nació de la pluma de Zorrilla, el auténtico.

¡Me encantó! ¡Me encantó! ¡Me encantó!
¡Yupi! ¡Yupi! ¡Yupi!

Mi ciudad

1 de noviembre de 2005

Todos los zapatos que he tenido
pisaron sus calles

Los vientos alisios
me han acariciado tristezas y alegrías

Todos mis primeros besos
buscaron los rincones de sus muros

Su mar asomaba cada mañana
a mis ojos aún dormidos

Desde sus orillas mi mirada
tantas veces abrió el camino al infinito

Cómo no amarla profundamente
Mi cálida ciudad