Día de Canarias

30 de mayo de 2006

Hoy celebramos aquí el día de Canarias. Esto significa que yo no he ido a trabajar y que tal día como hoy tuvo lugar la primera sesión del Parlamento de Canarias.

Esta sesión se llevó a cabo el 30 de mayo de 1983, diez meses después de la publicación del Estatuto de Autonomía en el Boletín Oficial del Estado.

En tan señalada fecha para los canarios quiero aprovechar la oportunidad para desmitificar algunas leyendas peninsulares inéditas que he ido recopilando a lo largo de todos estos años. Estas leyendas surgieron de la imaginería colectiva de gente que nunca había tenido el privilegio de viajar a las Islas Afortunadas.

Advierto que el contenido que se presenta a continuación es de una extrema crudeza. Su lectura puede herir la sensibilidad de algunas personas.

- Si nos ponemos en un lado de la isla no divisamos el contrario sólo con alzar la vista.
- No nos vestimos con taparrabos.
- No nos dan clase en la playa. Y sí, nos obligan a asistir a la escuela las mismas horas que a cualquier niño, a pesar de tener una playa cerca.
- Tenemos edificios altos, con ascensores y todo.
- No nos alimentamos sólo de lo que pescamos.
- Sabemos lo que es Ikea y El Corte Inglés porque además los tenemos.
- No estamos debajo de Baleares y la línea que aparece en el mapa del hombre del tiempo no es un arrecife de corales.
- Si llueve nos mojamos, las Baleares no nos hacen de paraguas.
- Aunque aquí es una hora menos vemos las noticias y sabemos el resultado de los partidos de fútbol a la misma vez.
- No vivimos en palmeras ni nos subimos a ellas para coger los cocos.
- No somos africanos. Los africanos que vienen aquí lo hacen porque esto es España.
- No todos tenemos la misma mandíbula que José Velez.
- A pesar de ser canarios, no piamos.
- Excepto David Meca, los demás no vamos de una isla a otra nadando.
- Ser de Las Palmas significa vivir en Gran Canaria, Fuerteventura o Lanzarote, no ser de Palma de Mallorca.
- ...
- Ah, las dunas de Maspalomas están en Gran Canaria, si han visto otra cosa en alguna revista turística les invito a que lo comprueben.

Contrato para maestras (1923)

24 de mayo de 2006

El banquero y el pescador

10 de mayo de 2006

Un banquero americano estaba en el muelle de un pueblito caribeño, cuando llegó un botecito con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos. El pescador respondió que sólo un rato.

El americano le preguntó que por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano le preguntó qué hacía con el resto de su tiempo. El pescador dijo:

– Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, caigo todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida agradable y ocupada.

El americano replicó:

– Soy de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y, con los ingresos, comprar un bote más grande y, con los ingresos del bote más grande, podrías comprar varios botes. Eventualmente tendrías una flota de botes pequeros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y, eventualmente, abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pueblo e irte a la Capital, donde manejarías tu empresa en expansión.

El pescador le preguntó:

– ¿Pero cuánto tiempo tardaría todo eso?

A lo cual respondió el americano:

– Entre 15 y 20 años.

– ¿Y luego qué?– preguntó el pescador.

El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte.

– Cuando llegue la hora deberías vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico. ¡Tendrás millones!

– Millones ... ¿y luego qué?

– Luego te puedes retirar. Te mudas a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocar guitarra con tus amigos.

El Último

3 de mayo de 2006

De Friederich Wilhem Murnau, 1924.


O cómo enfrentarse al espejo y descubrir las consecuencias de un sistema miserable del que al mismo tiempo no se quiere escapar, porque en él hemos basado lo que somos.

O cómo entonces elegimos fingir, y sufrir nuestra deshonrosa realidad cada vez ante el espejo, a cambio de ver en los rostros ajenos la mirada engañada con la que desearíamos poder admirarnos a nosotros mismos.

Increíblemente actual y absolutamente imprescindible.

Te convencerá.

Y para después de verla: Miradas de Cine