2011. Perspectiva Nevsky

3 de enero de 2011

¿Me traerá el 2011, por fin, un viaje a San Petersburgo?

Mientras tanto me conformo con verlo a través de los ojos de Ana Karenina y de oírlo con Alice.



Un viento a treinta grados bajo cero
barría las desiertas avenidas y los campanarios.
A ráfagas heladas de metralla,
desintegraba cúmulos de nieve.
Y los fuegos de la guardia roja encendidos
para echar al lobo, y viejas con rosarios.
Y los fuegos de la guardia roja encendidos
para echar al lobo, y viejas con rosarios.
Sentados en las gradas de la iglesia,
esperábamos tras la misa que saliesen las mujeres.
Mirábamos con expresión ausente
la gracia incomparable de Niyinski.
Y luego de él se enamoró perdidamente su empresario,
y de las danzas rusas.
Y luego de él se enamoró perdidamente su empresario,
y de las danzas rusas.
Con mi generación pasé el invierno,
mujeres encorvadas sobre el telar en la ventana.
Un día en la perspectiva Nevski
me encontré por azar a Igor Stravinski.
Los orinales puestos bajo el lecho por la noche
Cine de Eisenstein por la revolución.
Estudiábamos cerrados en un cuarto,
con débil luz de velas y candiles de petróleo.
Y cuando se trataba de hablar
esperábamos siempre con placer.
Y mi maestro me enseñó
qué difícil es descubrir el alba dentro de las sombras.
Y mi maestro me enseñó
qué difícil es descubrir el alba dentro de las sombras.

Y aquí el cuento de Nicolai Gogol.

Mi 2011 huele a San Petersburgo.