Cuando era muy joven (soltera, como dice Ella) trabajaba en una boutique de ropa. Tenía una clienta habitual que solía ir acompañada de su hijo Juanmi, un chico con Síndrome de Down. El muchacho se mostraba muy afectuoso con Ella, siempre tenía algún comentario agradable que dedicarle y Ella respondía de la misma forma con él. Podría decirse que simpatizaban el uno con el otro, así que terminaron teniéndose un gran cariño.
Cuando Ella se casó dejó la tienda, el pueblo y la Península Ibérica en general, ya que se fue a vivir a Canarias. Desde entonces regresó a visitar su tierra natal en varias ocasiones, con más o menos frecuencia, pero nunca volvió a ver a Juanmi.
Hace poco, con motivo de la muerte de su padre, estuvo por allí de nuevo. Una tarde avisó a unos familiares que iba a ir a verlos, así que salió de su casa con esa dirección. Conocía perfectamente el camino, ¡cuántas veces lo habría hecho!, pero ese día, por algún motivo que todavía no puede explicarse, se confundió de calle. Iba pensando en su error y preguntándose cómo podía haberle sucedido cuando vio a unas personas en la calle, sentadas a la puerta de una casa. Enseguida reconoció a su antigua clienta y a su hijo. No podía creerlo, había pasado tanto tiempo... Se acercó a saludar y dijo, emocionada: -Hola Juanmi. Estaba convencida de que él no la reconocería. Su madre tampoco pensaba que podría acordarse y añadió: -Juanmi, ¿no sabes quién es?
Entonces él dijo: -Conchi.
35 años después.
Cuando Ella se casó dejó la tienda, el pueblo y la Península Ibérica en general, ya que se fue a vivir a Canarias. Desde entonces regresó a visitar su tierra natal en varias ocasiones, con más o menos frecuencia, pero nunca volvió a ver a Juanmi.
Hace poco, con motivo de la muerte de su padre, estuvo por allí de nuevo. Una tarde avisó a unos familiares que iba a ir a verlos, así que salió de su casa con esa dirección. Conocía perfectamente el camino, ¡cuántas veces lo habría hecho!, pero ese día, por algún motivo que todavía no puede explicarse, se confundió de calle. Iba pensando en su error y preguntándose cómo podía haberle sucedido cuando vio a unas personas en la calle, sentadas a la puerta de una casa. Enseguida reconoció a su antigua clienta y a su hijo. No podía creerlo, había pasado tanto tiempo... Se acercó a saludar y dijo, emocionada: -Hola Juanmi. Estaba convencida de que él no la reconocería. Su madre tampoco pensaba que podría acordarse y añadió: -Juanmi, ¿no sabes quién es?
Entonces él dijo: -Conchi.
35 años después.