Hoy celebramos aquí el día de Canarias. Esto significa que yo no he ido a trabajar y que tal día como hoy tuvo lugar la primera sesión del Parlamento de Canarias.
Esta sesión se llevó a cabo el 30 de mayo de 1983, diez meses después de la publicación del Estatuto de Autonomía en el Boletín Oficial del Estado.
En tan señalada fecha para los canarios quiero aprovechar la oportunidad para desmitificar algunas leyendas peninsulares inéditas que he ido recopilando a lo largo de todos estos años. Estas leyendas surgieron de la imaginería colectiva de gente que nunca había tenido el privilegio de viajar a las Islas Afortunadas.
Advierto que el contenido que se presenta a continuación es de una extrema crudeza. Su lectura puede herir la sensibilidad de algunas personas.
- Si nos ponemos en un lado de la isla no divisamos el contrario sólo con alzar la vista.
- No nos vestimos con taparrabos.
- No nos dan clase en la playa. Y sí, nos obligan a asistir a la escuela las mismas horas que a cualquier niño, a pesar de tener una playa cerca.
- Tenemos edificios altos, con ascensores y todo.
- No nos alimentamos sólo de lo que pescamos.
- Sabemos lo que es Ikea y El Corte Inglés porque además los tenemos.
- No estamos debajo de Baleares y la línea que aparece en el mapa del hombre del tiempo no es un arrecife de corales.
- Si llueve nos mojamos, las Baleares no nos hacen de paraguas.
- Aunque aquí es una hora menos vemos las noticias y sabemos el resultado de los partidos de fútbol a la misma vez.
- No vivimos en palmeras ni nos subimos a ellas para coger los cocos.
- No somos africanos. Los africanos que vienen aquí lo hacen porque esto es España.
- No todos tenemos la misma mandíbula que José Velez.
- A pesar de ser canarios, no piamos.
- Excepto David Meca, los demás no vamos de una isla a otra nadando.
- Ser de Las Palmas significa vivir en Gran Canaria, Fuerteventura o Lanzarote, no ser de Palma de Mallorca.
- ...
- Ah, las dunas de Maspalomas están en Gran Canaria, si han visto otra cosa en alguna revista turística les invito a que lo comprueben.
Esta sesión se llevó a cabo el 30 de mayo de 1983, diez meses después de la publicación del Estatuto de Autonomía en el Boletín Oficial del Estado.
En tan señalada fecha para los canarios quiero aprovechar la oportunidad para desmitificar algunas leyendas peninsulares inéditas que he ido recopilando a lo largo de todos estos años. Estas leyendas surgieron de la imaginería colectiva de gente que nunca había tenido el privilegio de viajar a las Islas Afortunadas.
Advierto que el contenido que se presenta a continuación es de una extrema crudeza. Su lectura puede herir la sensibilidad de algunas personas.
- Si nos ponemos en un lado de la isla no divisamos el contrario sólo con alzar la vista.
- No nos vestimos con taparrabos.
- No nos dan clase en la playa. Y sí, nos obligan a asistir a la escuela las mismas horas que a cualquier niño, a pesar de tener una playa cerca.
- Tenemos edificios altos, con ascensores y todo.
- No nos alimentamos sólo de lo que pescamos.
- Sabemos lo que es Ikea y El Corte Inglés porque además los tenemos.
- No estamos debajo de Baleares y la línea que aparece en el mapa del hombre del tiempo no es un arrecife de corales.
- Si llueve nos mojamos, las Baleares no nos hacen de paraguas.
- Aunque aquí es una hora menos vemos las noticias y sabemos el resultado de los partidos de fútbol a la misma vez.
- No vivimos en palmeras ni nos subimos a ellas para coger los cocos.
- No somos africanos. Los africanos que vienen aquí lo hacen porque esto es España.
- No todos tenemos la misma mandíbula que José Velez.
- A pesar de ser canarios, no piamos.
- Excepto David Meca, los demás no vamos de una isla a otra nadando.
- Ser de Las Palmas significa vivir en Gran Canaria, Fuerteventura o Lanzarote, no ser de Palma de Mallorca.
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- Ah, las dunas de Maspalomas están en Gran Canaria, si han visto otra cosa en alguna revista turística les invito a que lo comprueben.