Crónica de una histeria colectiva

14 de julio de 2005

Hoy ha sido uno de esos días locos en el curro... en los que TODO sale al revés. Me gusta trabajar, a veces incluso supone para mi un escape... pero hoy me tenía que haber quedado en casa. Hubo mil problemas: personas que no había manera de registrar porque el sistema informático parece ser que se solidarizó con este tiempo inestable del que disfrutamos, se bajaba la palanca, se cortaba el teléfono, se rompió la fotocopiadora, el correo electrónico también se tomó vacaciones... todo lo que era susceptible de fallar, falló. Una chica, a la que había dado cita tres veces y tres veces me había fallado, haciéndome con ello una buena faena, apareció diez minutos después de haber cerrado su expediente: esto en mi trabajo es de lo peor que te puede pasar. Pero el momento culmen llegó cuando yo estaba en el teléfono, tratando de arreglar un problema. Mi interlocutora me pide que en lo que ella comprueba unas cosas en el ordenador yo vaya rápido a coger unos datos que necesita. Corro hacia mi mesa, cojo los papeles y voy corriendo hacia el teléfono de nuevo. En mi carrera, a medio camino, mi dedo gordo del pie se engancha con el bajo de mis pantalones (¿por qué no me pondría hoy unos pesqueros?), me frena en seco la carrera y caigo cuan larga soy (y soy un cacho) al suelo, primero con la rodilla izquierda y luego con el codo derecho. Mi boca está intacta de milagro y mi ropa ha recogido parte de toda la mierda que mi super sala de trabajo acumula por los siglos de los siglos (la limpiadora se dedica a pasar la suciedad de un lado a otro y nuestros papeles de paso, con el claro objetivo de volvernos locas, pero a mi jefe le da pereza buscar otra). Cuando por fin llego al teléfono, se había cortado.

Pasaron muchas más cosas y, al final del día, le estaba explicando un caso a una compañera y cuando quise decir "histórica" me salió "histérica". Como muchas lo estábamos, nos entró una especie de risa idem con la que logramos descargar parte de la tensión... pero tengo miedito porque hoy Murphy ha estado jugando con nosotras, nos ha aplicado su ley, y quería pedirle que a ver si por favor se podía ir a jugar con otros durante un tiempo. Se me ocurre, no sé... el señor Bush, por ejemplo, que a ese todo lo que es claramente susceptible de salirle mal le sale bien, para mal nuestro, como no.

Sonrían mucho hoy.

1 secretos:

Anónimo dijo...

Lo siento... no sabes como lo siento.