Salvador Puig Antich

1 de octubre de 2006

Hoy me tocaba elegir a mí película. Él suele elegir las de reír, y yo las de llorar. Y vaya si lloré. Mis llantos en el cine pueden ser de emoción positiva (alegría), de tristeza (pena honda) o de pura rabia (cuando peor lo paso). Y hoy tocó el llanto de rabia, el que te deja muy mal cuerpo. No les voy a hacer una crítica al uso porque ni se me da bien ni tengo conocimientos como para plasmar algo digno. Sólo sé que esa espinita que tenemos tantos españoles clavada en el alma porque Franco se murió en la cama y de viejo se me estuvo removiendo. Aunque una estaba en el limbo cuando aquello, la memoria y la historia de aquellos años no se murió con el dictador. Muchas de las personas que aparecen, los que de verdad vivieron la historia, siguen vivos. Ciertamente este país tiene aún heridas que tardarán mucho en cicatrizar. En un momento de la película hay un diálogo corto entre una de las hermanas de Salvador y un auténtico cabrón que no les voy a revelar pero que si ven la peli reconocerán. Parece ser que esa conversación ocurrió exactamente así, la hermana lo contó en el programa La Ventana. Me pregunto cómo viven en la actualidad personas de ese tipo.

Supongo que muchos de ustedes habrán visto la película, en cualquier caso la recomiendo. Puede que las motivaciones políticas de Salvador no hayan sido muy bien perfiladas ni ahonde demasiado en su ideología pero no creo que pretenda eso el director. No me parece que se trate de crear un sentimiento que te haga identificarte con él o no en cuestiones de ese tipo. Filias y fobias a un lado en ese sentido, lo que importa es su historia personal y cómo llega a convertirse en el cabeza de turco de una dictadura que estaba a punto de agonizar. El final de la película es muy, muy duro. Cuesta no bajar la mirada de la pantalla.

Vayan preparados a sentir la espinita.

3 secretos:

desconvencida dijo...

Tremenda película, imposible no sentirse emocionada por ella...

Chenko dijo...

Muy buena película. Estoy contigo en que, quizás, la ideología de Salvador no estuviese bien definida, pero no es lo más importante de la película. Creo que refleja de una manera muy impactante la atrocidad que sufrió mi tocayo, y muchas otras víctimas del franquismo. Y sí, el final es muy duro, demasiado. Por poner un ejemplo (Ojo, posible spoiler si sigues leyendo) al final de la película hay un flashback, creo recordar, y toda la secuencia suena de fondo la sierra que corta el madero donde será ejecutado el protagonista. Muy duro.

desconvencida dijo...

Por no hablar de que el final de la película me trajo a la memoria "El verdugo" de Berlanga, inevitable...