No soy de las que va con prejuicios negativos a los cursos. Al contrario, en cuanto leo lo importante que es y formada que está la persona que va a venir a impartirlos pienso que qué suerte tengo y que cuánto voy a aprender. Pero últimamente mi gozo es un pozo en este sentido. Porque no sé por qué demonios los profesores que dan clases a profesores no se aplican a ellos mismos en susodicha clase todo lo que nos cuentan que tenemos que hacer con nuestros alumnos... adaptado a nuestra edad, claro, pero es que que seamos mayores de 24 (yo soy un poco más, pero lo digo por algunos compañeros que todavía andan en la veintena) no implica que estemos inmunizados a los rollos patateros. ¡Por favor! Que repiten todas las ideas 20 veces y nos tratan como si acabáramos de entrar en la Facultad de Magisterio. Que ya sé que el verdadero aprendizaje es tal sólo si se logra la transferencia. ¡YA LO SÉ! Que nadie me lo diga más. Que nadie me vuelva a explicar lo que son las competencias básicas... ¡QUE YA LO SÉ! Por favor... Que no vamos a aprender nada nuevo en la vida si siempre nos ponen el contador a cero. En fin, esta entrada es de puro desahogo. Para no gritar allí me dediqué a hacer dibujitos. Al final me sirvió para crear mi nuevo fondo de escritorio. Al menos no perdí del todo la tarde...
Tres cuartos de cuartilla para Manolo: Poltergeist
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«Cuando nuestros miedos estén prácticamente serializados, nuestra
creatividad censurada, nuestras ideas comercializadas, nuestros derechos
vendidos, nuest...
Hace 1 día
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