Hasta el amor más puro...

5 de junio de 2005

Una mujer ha ahogado en la bañera de su casa a sus dos hijitos. Los vecinos dicen que adoraba a los niños y que eran una familia normal. A lo largo de la historia conocemos casos de crímenes parecidos. La Medea de Séneca sacrificó a sus hijos por celos, por vengarse de su marido, Magda Goebbels, esposa del ministro de propaganda de Hitler, envenenó a sus 6 hijos para "salvarles" de vivir en un mundo sin el poder del nacional socialismo... Hasta el amor más puro que se puede encontrar se amorfa, se desfigura, se convierte en el peor de los horrores cuando... ¿cuándo qué? Probablemente cuando la mente se corrompe en nombre de, por desgracia, muchas y diferentes causas. Nuestra mente corrupta... la peor arma de destrucción masiva que existe. Y quien esté libre de culpa que tire la primera piedra. Mi mente, por suerte, no puede comprender cómo una madre puede matar a sus propios hijos... a los que trajo al mundo y adora... pero ante la evidencia hay que rendirse y admitir que además, las causas pertenecen a este mundo loco que todos compartimos. Y esa mujer, si tiene la desgracia de despertar, ya habrá pagado toda la culpa, la culpa de haber entrado en una enajenación de la que ya no podrá salir... quién sabe si la culpa de no haber podido soportar un mundo fabricado para más fuertes...