Estrellas fugaces

16 de agosto de 2005

Son a veces olores, melodías, imágenes o frases las que nos hacen recordar olvidadas sensaciones, apartados recuerdos. Vivimos, y vamos pasando páginas, acabando capítulos, cerrando libros y guardándolos en las viejas estanterías de la memoria oculta. Hasta que un día algo o alguien, sin previo aviso, decide echar un vistazo al material de segunda mano. Y de repente te encuentras revisando aquello que, al haberse vuelto añejo, sabe diferente, más dulce quizás, pero que conserva la esencia inconfundible de lo que un día significó todo nuestro universo.

Tras tres estrellas fugaces y un agradable viaje por carretera de confidencias confesadas al son de finas ironías, sobre mi cama-niña encontré lo que guardé de aquella primera búsqueda.

Hoy el sabor de este vino añejo me resulta más suave y la textura es más translúcida. Hoy aquella huida fue un encuentro, un descubrimiento. El trabajo duro, las decisiones duras, la dignidad, la convivencia, las ciudades hechas para mí, el chocolate, el té, el frío clima, el frío carácter, los contrastes, las traiciones, la fortaleza, los retos, los trenes, los metros, las noches cortas pero intensas...

... las cartas, las cartas, las cartas... todas esas cartas manuscritas por trazos amigos que despertaban mis nuevos días con mi conocido mundo.

Yo, que deseo crecer con tanta fuerza como apego tengo a mis guiños cotidianos, tengo que admitir que ha llegado el día de reogarnizar mis estanterías, tengo que mudar hasta los libros que más polvo tienen.

Y hoy, esas cartas en mi cama-niña son una mano que nunca me soltó la primera vez que aprendí a andar un poco más sola.

Hoy, a todos los que me tendieron esa mano quiero agradecer cada una de las palabras que me dedicaron aquellos días.

Sobre todo al eterno poeta que me recitaba la arena, el mar y las noches de mis amores.

GRACIAS.

2 secretos:

Anónimo dijo...

Ojhala tuviera ese tipo de recuerdos para echarles mano de vez en cuando...

Anónimo dijo...

"Malos tiempos para la lírica" Te descubro ahora sin boca pero con manos que escriben en arena mojada sin mar que borre lo escrito, te descubro ahora y "algo" te envidio sanamente, tarde y descolorido, pasiones borradas por el mar que llegó de algún sitio.