Solos, al final es sólo eso… estamos tan y completamente solos… Los independientes, los dependientes, los sociables, los solitarios… todos, estamos tan tristemente solos…
Y a sabiendas de esta inevitable, amenazante y anunciada soledad, que seguro me abrazará algún día o este mismo, no quiero sentirla mientras tanto…
¿A quién le grito ya? ¿A quién me abrazo en auxilio? ¿A quién me descubro? Y al mismo tiempo salvaguardo mi marca, y al mismo tiempo mantengo intacto mi orgullo, mi única fuerza para no caer... ¿Quién está dispuesto, en este mundo, en este conjunto de intereses tan individuales? ¿Quién podría llegar, sin llamada previa, quien podría utilizar su fuerza para saberlo, para estar dispuesto, para convencerme, para lograrlo, para liberarme de esta sensación que me atrapó y no me quiere soltar ya?
¿Qué tipo de héroe, o antihéroe se dedicaría a algo así? ¿Existe, está? ¿De qué si no me quieren salvar? ¿Qué me quieren dar? Yo sólo necesito que me liberen de la sensación de la última, inevitable, amenazante soledad…
¿Cómo llegaste a instalarte en mí? ¿Cómo me apartas de lo que más quiero? Yo que quiero huir de ti, soledad, y eres tú, la que consigues apartarme de todo, y tenerme sólo para ti.
Aislada, perdida, sin fuerzas, a oscuras, ¿cómo encuentro el camino, cómo sé dónde está la salida?, para volver a todo lo demás, para encontrar lo que de verdad amo y anhelo, lo que recuerdo, lo que sé que existe y en algún lugar se encuentra, esperándome… Y si tanto me pertenece de verdad, si sin mí no puede ser, si todo eso es eso conmigo y no lo es sin mí… por qué no viene a buscarme, por qué no me encuentra, por qué no me enseña el camino, por qué no me entiende…
Y si nunca llega, y si me abandona finalmente, para siempre, si se olvida de mi, si ya no importo, si todos somos prescindibles, qué será de mí. Envuelta en la soledad para siempre, insoportable, consumida, enloquecida, rendida de buscar, resignada. O fuera, herida, agotada de tanta lucha para lograrlo, con miles de corazas alrededor que tuve que construirme, despojada ya de toda necesidad de encontrar algo fuera para no desfallecer, fuerte para siempre, fría, impasible, dura e insensible… para qué entonces…
Nota de la autora: prometo que en el próximo pongo un chiste. Es lo que hacen las noches de conversación, las crisis de fe, las preguntas sin respuestas…
Y a sabiendas de esta inevitable, amenazante y anunciada soledad, que seguro me abrazará algún día o este mismo, no quiero sentirla mientras tanto…
¿A quién le grito ya? ¿A quién me abrazo en auxilio? ¿A quién me descubro? Y al mismo tiempo salvaguardo mi marca, y al mismo tiempo mantengo intacto mi orgullo, mi única fuerza para no caer... ¿Quién está dispuesto, en este mundo, en este conjunto de intereses tan individuales? ¿Quién podría llegar, sin llamada previa, quien podría utilizar su fuerza para saberlo, para estar dispuesto, para convencerme, para lograrlo, para liberarme de esta sensación que me atrapó y no me quiere soltar ya?
¿Qué tipo de héroe, o antihéroe se dedicaría a algo así? ¿Existe, está? ¿De qué si no me quieren salvar? ¿Qué me quieren dar? Yo sólo necesito que me liberen de la sensación de la última, inevitable, amenazante soledad…
¿Cómo llegaste a instalarte en mí? ¿Cómo me apartas de lo que más quiero? Yo que quiero huir de ti, soledad, y eres tú, la que consigues apartarme de todo, y tenerme sólo para ti.
Aislada, perdida, sin fuerzas, a oscuras, ¿cómo encuentro el camino, cómo sé dónde está la salida?, para volver a todo lo demás, para encontrar lo que de verdad amo y anhelo, lo que recuerdo, lo que sé que existe y en algún lugar se encuentra, esperándome… Y si tanto me pertenece de verdad, si sin mí no puede ser, si todo eso es eso conmigo y no lo es sin mí… por qué no viene a buscarme, por qué no me encuentra, por qué no me enseña el camino, por qué no me entiende…
Y si nunca llega, y si me abandona finalmente, para siempre, si se olvida de mi, si ya no importo, si todos somos prescindibles, qué será de mí. Envuelta en la soledad para siempre, insoportable, consumida, enloquecida, rendida de buscar, resignada. O fuera, herida, agotada de tanta lucha para lograrlo, con miles de corazas alrededor que tuve que construirme, despojada ya de toda necesidad de encontrar algo fuera para no desfallecer, fuerte para siempre, fría, impasible, dura e insensible… para qué entonces…
Nota de la autora: prometo que en el próximo pongo un chiste. Es lo que hacen las noches de conversación, las crisis de fe, las preguntas sin respuestas…
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