FIGURA 7.4.

6 de septiembre de 2005

Este es para Víctor, que le gusta pensar.



Este ambiguo dibujo apareció por primera vez como una postal a principios del siglo XIX, y su título era "Mi esposa y mi suegra".

2 secretos:

Anónimo dijo...

Hola trinity, para que veas que sí entro en tu blog, la verdad es que llevaba 10 minutos mirando la foto sin ver absolutamente nada hasta que llegó nines y me lo señaló con su dedo sobre la pantall....que luego limpié, bueno ahora si veo 2 mujeres......creo.
Oye increible y totalmente de acuerdo con tu artículo de canarios en guirilndia y con la esperanza que sirva de algo que una política como tú hable así.......jejejejej...consciencia...bueno animo para seguir y leeremos más.

Yeray López dijo...

"Cuando se me pregunta qué es un intelectual sólo se me ocurre una respuesta: considero intelectual a todo aquel que trata a los demás como si fueran intelectuales, o para que lleguen a serlo. Es decir, quien se dirige a la capacidad de razonamiento abstracto que hay en los otros y la reclama frente a las urgencias sociales o políticas del momento. Será así intelectual el que no pretende hipnotizar a su público, ni intimidarlo, ni reconvenirle o exaltarle, sino que aspira a hacerle pensar. (…) Una expresión española me parece convenir bien a este empeño intelectual, este empeño de quienes pueden ser considerados intelectuales: dar que pensar. Se dice que algo da que pensar cuando nos despierta sospecha o inquietud, cuando se convierte en un motivo de atención interesada que acaba con la rutina de lo aceptado sin examen. Pues bien, yo creo que hoy el intelectual debe precisamente señalar todo aquello que da que pensar en nuestro entorno. Tendría que ser capaz de suscitar preocupaciones racionales, zozobras que provienen de desajustes entre ideas y no del mal funcionamiento de aparatos o instituciones. Sobre todo, debe defender la capacidad de abstracción que permite comprender y comparar las ideas entre sí: nuestra cultura se basa en lo abstracto, en nociones --felicidad, democracia, violencia, legalidad, humanidad…-- que no pueden sustituirse por imágenes, que son pensables pero no visibles. Símbolos, no iconos. La invasión de lo audiovisual convierte en superfluo y desdeñable todo aquello que no logra ser virtualizado en tres dimensiones, mutilando así decisivamente la capacidad de deliberar a partir de conceptos sin la que puede haber vida instrumental, pero no reflexión sobre la vida. El intelectual da que pensar sin pretender pensar por los demás ni pensar sin los demás. Su labor está marcada por la paradoja suicida que conoce muy bien cualquier educador: su éxito no estriba en hacerse insustituible sino por el contrario en lograr que aquellos a quienes se dirige puedan antes o después prescindir de él y continuar razonando sin su tutela." (Fernando Savater)