PERICO, LA NELA Y SU PADRE
A seis leguas de Capraleja
y a doce de la Morchó
existió una choza vieja
y su amo era un pastor.
Más animal que un cerrojo,
más bruto que un regimiento
y como le faltaba un ojo,
le conocían por el tuerto.
Su mujer era Tomasa
de genio fuerte y ligero,
cuando no tenía dinero,
daba miedo aquella casa.
La gata se llama Rosa,
y su suegra Disipela
y una hija fea y sosa,
que atendía por la Nela.
Era una noche de enero,
¡noche fría y destemplada!,
cuando los gatos maullaban
subidos en el alero.
En un rincón de la cuadra
dormía el tuerto a pierna suelta
y afuera un perro ladraba
barruntando la tormenta.
Cabalgando en un borrico
de color de tomatera
al paso de su carrera
llega a la choza Perico.
Lleva la ropa empapada
por el agua que caía
pero aun así se reía
porque iba a ver a su amada.
Con precaución y cautela
a la ventana ha llegado
y a golpes de su callado
da la señal a la Nela.
De pronto se abre una puerta
y una soga es lanzada
cuando se quiso dar cuenta
ya estaba junto a su amada.
¡Aquí estoy porque he "venío"!
- dijo Perico a la Nela
¡Enciende aunque sea una vela
porque estoy muerto de frío!
¡No sufras tú, mi señor!,
- dijo la Nela con calma
y señalando la cama.
- ¡Pronto entrarás en calor!
y ahora que te has secado,
háblame de tu querer.
- Antes quisiera comer
porque vengo desmayado.
Mas la Nela arrebolada
por una pasión inquieta
se sentó en una banqueta
y dijo muy colorada...
¡Aprovecha la ocasión,
Perico de mis amores,
arráncame el camisón
y ráscame para calmar mis picores!
¡Yo soy cual mata fogosa
que su aroma esparce al viento
si no me riegas el tiesto
se me va a pansir la rosa!
Mas Perico no escuchaba,
porque toda su atención
era comerse un jamón
que desde el techo colgaba.
De pronto, sobre la entrada
se escucha un fuerte ladrido
¿Oyes? le dice a su amada,
¡es tu padre! ¡estoy perdido!
y sin darle tiempo a nada
y de un gran empujón
se abre una puerta cerrada.
Entra el tuerto y un pachón
y la gata que asustada
se refugia en un rincón.
¡Mala hija! grita el tuerto,
muy lleno de indignación,
¿qué haces con este fulano
que señalo con mi mano,
dentro de tu habitación?
¿No ves hija maldita
que mi honor has mancillado
y que esa mancha que has echado
ni con el tutú se quita?
¡Y tú, tipejo ruin, indecente,
vas a pagar tu osadía,
por haber hincado el diente
al jamón que más quería!
Y sacando una corbilla
de segar la hierba tierna
dándole un golpe en la pierna
le hizo caer de rodillas.
Con otro golpe del mango,
Perico cierra la boca,
la Nela se vuelve loca
y se pone a bailar el mambo.
También enloquece el tuerto
por el espanto sufrido,
el pachón suelta un ladrido
y del susto queda muerto.
Y la gata que asustada,
ve la escena con horror,
parece decir ¡señor!
mas... se va sin decir nada.
Y así termina la historia
de la choza del pastor,
sacando esta moraleja:
no te metas con parejas
si entre ellas hay amor.
Aquilino Pérez Val
2 secretos:
Leerás más. Esta es sólo la primera entrega.
Buenííííísimoooo!!!
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