Canarios en guirilandia

4 de agosto de 2005

Me fui de fin de semana al Sur: definamos Sur (de Gran Canaria)= Guirilandia

Sí, hemos conseguido coger un trocito precioso de nuestra isla y convertirlo en un parque temático: Guirilandia. Me explico:

A través de una agencia contratamos un fin de semana en unos apartamentos. Pensión completa (primer error). Con jacuzzi (segundo error).

Pensión completa: odio ese régimen de alojamiento, porque siempre que lo contratamos sale muy mal. O la comida es una mierda, o los horarios son una mierda. En este caso confluyeron las dos mierdas. En la agencia nos dijeron que la cena era hasta las 22: mentira, era hasta las 20.30. ¿Qué español cena antes de las 20.30 h? Ninguno. Yo a las 20.30 acabo de terminar de hacer la digestión de la comida y me estoy empezando a espabilar. Pero los guiris sí. Nosotros pagamos, igual o más que ellos, pero los horarios son los de ellos. Porque estamos en guirilandia. Si vienes de la otra parte de Europa nada cambia en tu vida y tus costumbres (pero le siguen llamando turismo), pero si vienes de 30 Km más allá, todo es diferente y te tienes que adaptar. Es el riesgo de cruzar fronteras. Como él es diabético la opción de adaptarnos al nuevo horario no se contemplaba, porque los páncreas tienen esas cosas, no saben de culturas. Así que le tocó adaptarse al bolsillo (como siempre) y nos fuimos a cenar fuera, en territorio libre de influencias de touroperadores. Eso sí, uniformados con nuestra pulserita de pensión completa.
La pulserita: la pulserita agujereada a medida (horrible, por cierto, sin nada de glamour) sirve para que sepan en todo momento que tú realmente tienes derecho a meterte entre pecho y espalda toda la porquería que ellos llaman comida y te presentan a modo de bufete. Eso sí, la pulserita no es de quita y pon, es fija, forever y en todo momento mientras no cojas tu maletita y salgas por la puerta del complejo. Lo hacen así para que no se la puedas pasar a tu primo el coyote de zumosol y él se ponga ciego a papas fritas crudas, helado derretido y manzanas pasadas. Pero lo curioso, lo extraño, es que la pulserita de las narices la lucíamos sólo los canarios, porque a los guiris sólo se les veían las de oro.
El jacuzzi: que en la foto se ve tan apetecible... viene a ser la piscina pequeña en la que mean los niños chicos. Y lo peor es que la piscina "para adultos" no era mucho más grande. La vez que me bañé estuve un cuarto de hora sentada en mi hamaca, vigilante, acechando el momento en el que se abriera el hueco justo en el que yo podría caber y pegarme una rápida zambullida para no asarme viva.
Resultado: Pasamos los días en la playa y cenamos fuera del complejo.
Conclusiones:
- No vuelvo a coger pensiones completas en sitios baratos que te enseñan por foto.
- Tenemos complejo de inferioridad: ¿por qué nos empeñamos en que los guiris se sientan tan "como en casa" que nosotros nos sentimos como en un capítulo-pesadilla de los teletubbies?
- ¿Por qué no los dejamos que hagan turismo como todo el mundo y que si eligen venir aquí que sea realmente para conocer nuestra cultura? Tal y como es, ¿de qué nos avergonzamos?
- Van a terminar pensando que somos una colonia suya.
- En el fondo pienso que de tanto tratarlos como imbéciles se han vuelto así, si no, no me explico que sigan viniendo.