Einstein y Chaplin

29 de octubre de 2006

El otro día vi a Geraldine Chaplin explicando en la tele cómo su padre, cuando iban a cenar, solía pedir trucha azul, animal que se cocina vivo. Ella contaba cómo cuando luego le llevaban el plato a la mesa Chaplin comenzaba a hablar con la pobre trucha a la que se le había quedado la mueca propia de esa forma de morir y todo el restaurante terminaba atendiendo tan "curiosa conversación".

Recordé lo que me sorprendió hace tiempo leer que Einstein y Chaplin eran amigos y una simpática conversación que tuvieron cuando se conocieron.

Pero ya que estoy, antes de eso les transcribo "La Idea Feliz de Einstein", de "Mi autobiografía" de Charlie Chaplin, que también me parece interesante.

Charlie Chaplin recuerda una cena en su casa de California, en 1926, en la que estuvieron presentes Einstein, su segunda esposa y otros dos amigos de Chaplin. Durante la cena, la señora Einstein "[le] contó la historia de la manaña en que [Einstein] concibió la teoría de la relatividad». Ella le dijo lo siguiente:

El doctor [Einstein], como de costumbre, bajó en bata para tomar el desayuno, pero apenas probó bocado. Pensé que algo iba mal, así que le pregunté qué era lo que le preocupaba. «Querida - me dijo -, tengo una idea maravillosa». Y tras tomar el café, se dirigió al piano y empezó a tocar. Se interrumpía constantemente, tomaba algunas notas y luego me decía: «tengo una idea estupenda, maravillosa». Yo le dije: «entonces, por el amor de Dios, dime de qué se trata y no me tengas en ascuas». Él respondió: «es difícil, todavía tengo que perfeccionarla».

La señora Einstein contó a Chaplin que Einstein siguió tocando el piano y tomando notas durante media hora aproximadamente, luego subió a su estudio diciéndole que no quería que le molestaran, y permaneció allí durante dos semanas. «Le mandaba todos los días la comida arriba; por la noche solía dar un corto paseo para estirar las piernas y luego regresaba para ponerse a trabajar de nuevo.»
«Finalmente - dijo la señora Einstein - bajó del estudio muy pálido.» «Ya está - me dijo - mientras depositaba, con aspecto cansado, dos hojas de papel sobre la mesa.» Y allí estaba su teoría de la relatividad.

Einstein presentó su teoría durante las tres sesiones siguientes de la Academia Prusiana de Ciencias celebradas en noviembre de 1915. Más tarde habría de recordar este hecho como el momento más feliz de su vida.

Y ahora sí. La anécdota que cuenta Luis T. Melgar en su "Antología del Ingenio".



Ambos se conocieron en una fiesta a la que habían sido invitados.

Después de las presentaciones de rigor, el autor de la teoría de la relatividad comentó:

-¡Qué envidiable popularidad la suya, señor Chaplin!¡La gente lo elogia y admira a pesar de entenderle!

-Más admirable es su caso, profesor -repuso el actor-, pues la gente le admira a pesar de que no le entienden.


Dos genios.

4 secretos:

El detective amaestrado dijo...

A cual mejor, si señora...Supongo que el ser un genio se demuestra también con esas sutilezas al hablar, esa agilidad mental tan propia de las mentes despiertas...

Yeray López dijo...

Ambos fueron los mejores en su campo, es normal que se llevaran bien... las mentes brillantes siempre empatizan.

desconvencida dijo...

Precioso post, Porsela, me ha encantado...

Anónimo dijo...

Genial

:o]